Apiñada en torno a su almendra medieval, la capital pontevedresa se mira en las aguas de su ría y del Lérez y disfruta de un tapeo tradicional y multitudinario: tabernas de viejo cuño y modernos cafés compiten por una clientela fija y muy exigente.
De la Peregrina a la verdura El centro histórico
“Coqueta, embrujada y vanidosa”: así define algún folleto turístico a la capital pontevedresa. Y razones no le faltan: su casco viejo es, junto con el de Santiago de Compostela, el mejor conservado de todas las ciudades del Antiguo Reino y está repleto de rincones llenos de magia. Aquí verás tabernas en las que el ribeiro se sirve a granel y la empanada de maíz y berberechos sigue siendo el plato estrella, además de locales de nuevo cuño que se abren paso y renuevan sus cartas.
El punto de inflexión entre la vieja ciudad marinera y la moderna urbe es la plaza de la Peregrina, con el santuario de la patrona de Pontevedra. En ella confluyen las tres arterias que sirven de acceso desde el sur y el este a la ciudad (Rosalía de Castro, Peregrina y Benito Condal) y a ella se anuda el lazo que bordea el perímetro medieval, la calle Michelena.
Y no es de extrañar porque Pontevedra es una ciudad de plazas y espacios públicos, de terrazas y soportales donde se tapea en grupo y el pincho gana adeptos.
Comienza en un lateral de la Peregrina, la calle González Zúñiga, donde abre sus puertas una de las tascas centenarias de la ciudad: Casa Fernández (nº 2), conocida como Parvadas. El interior, piedra vista y artesonado de madera, atesora el célebre emparrado donde los sesudos próceres de la ciudad se reunían antaño para decidir sobre un futuro que ya es pasado. Por eso al local se le conocía entonces como El Senado. Se dice, también, que el ribeiro de Parvadas es el mejor de Pontevedra.
Compruébalo acompañándolo con unas tapas de zorza con patatas fritas, queso de tetilla, chorizo al vino o una ración pequeña de pulpo.
A dos pasos (en el nº 6), y a espaldas del santuario, abrió sus puertas a finales de mayo de 2011 la Sidrería Montañés, un local con aires y carta asturianos. En su barra, prueba sus callos, tortilla paisana, patatinas al Cabrales, y sus patés de cabracho, centollo o ciervo. Además, tiene una excelente terraza con vistas a la Plaza de Ferreira y los jardines de don Casto Sampedro.
Aquí ha reabierto otro de los más tradicionales de la ciudad: el Café Savoy (Plaza de Ourense, 2). Por sus mesas pasó buena parte de la intelectualidad gallega, como Celso Emilio Ferreiro y Torrente Ballester. El moderno Savoy tiene raciones ñam-ñam, hamburguesas, ensaladas, latas de conserva, mariscos y ¡tapas frías!: pide la de ensaladilla moscovita o escabeche de caballa.
Frente al ceño gótico del convento de San Francisco y la moderna Ferrería se acurruca una pequeña plaza, la de A Estrela. Aquí encontrarás otro histórico, el bar Carabela (nº 16), una de las terrazas más concurridas de Pontevedra. Prueba su tortilla, pimientos de Padrón, oreja y empanada.
Muy cerca está A Estrela (Figueroa, 1), otro con aire tradicional, donde probar jamón asado, berberechos o empanada de trigo. Y no te pierdas su selección de albariños y ribeiros.
En el Chiruca (Figueroa, 17) pide la ración de zamburiñas a la plancha, mejillones a la vinagreta o berberechos al vapor.
ENTRE PLAZAS ANDA EL JUEGO
La rúa Figueroa desemboca en la Plaza de la Leña. En el nº 1 está la tapería Casa do Lado y sus croquetas (de jamón, marisco y bacon con queso). Pide también revuelto de gulas y mejillones, brocheta de solomillo o mejillones a la vinagreta.
Frente a la plaza verás el edificio de Castro Monteagudo, una sede del Museo de Pontevedra, con una interesante colección arqueológica y, a su lado, el García Flórez, con la recreación del camarote de la fragata Numancia.
La calle Padre Sarmiento enlaza la concurridísima Plaza de la Leña con la de la Verdura, otro de los centros del tapeo local. Puedes optar por lo tradicional bajo los soportales que dan cobijo a la taberna Os Maristas (Pza. Verdura, 5) y degustar el chorizo al vino, boquerones en vinagre o pulpo.
A su lado (en el nº 9), encontrarás la tapería Os Carballos: prueba su tortilla, pimientos de Padrón, chipirones, nécoras o tetilla.
Uno de los integrantes de la Ruta Real del Chateo (los jueves ofrecen copa de albariño o rioja con pincho) es PintxoViño (Padre Sarmiento, 31). Álvaro, un joven empresario riojano que ya se alzó con el premio popular del primer PontedeTapas, ofrece una carta que combina pinchitos y pinchos con una muy buena selección de vinos. Entre los primeros pide el de grelos con chistorra, milhojas de calabacín y gulas, y el rulo de pollo o de espinacas. Y, entre los segundos, quesadillas con mole o guacamoles o los canutillos de chistorra.
Y en O Turancho de Bora (San Sebastián, 23) atrévete con sus tapas de mamá: chipirones fritos, zorza, choricitos fritos y richada (carne en tiritas).
Subiendo por la rúa do Real llegarás a Isabel II: toma asiento en Teucro (nº 16) y pide unos ajillos de setas, el revuelto de grelos con atún, bocaditos de pollo rebozados o raxo (cinta de lomo) con champiñones y piña.
Continúa hasta la plaza de las Cinco Rúas. Un clásico en la zona es Casa Fidel (San Nicolás, 7): no te pierdas su pulpo con almejas, zamburiñas al ajillo, oreja o empanada casera.
Alameda ¿Qué hay de nuevo, viejo?
Hay vida para el tapeo pontevedrés fuera de su almendra medieval, sí. Es un tapeo más reposado, nada que ver con el trajín de las plazas anteriores.
Y el eje principal empieza junto a la Alameda del Arquitecto Sesmero, por el lado del Paseo de Colón y las Rúas Novas (de Arriba y de Abaixo).
Comienza por la carta (en barra) del restaurante Banastería (General Martitegui, 4): fajita de pulpo con queso San Simón, croquetas de marisco, sardinas gratinadas con puré de calabaza y tortilla gratinada con chorizo y queso.
En el restaurante Alameda 10 (Alameda, 10) pide el mousse de pimientos de piquillo con tostadas de pan, paté de cabracho con salsa tártara, croquetas de gallina o zamburiñas al vino del Rosal, entre otras.
Y en Allo e aceite (Rúa Nova de Arriba, 7) apúntate a las croquetas de bacalao, carnitas de cerdo ibérico con maíz y lomos de sardina en tostas de sésamo negro.
Si cruzas hacia los jardines de Vicenti y el entorno de la Plaza de la Libertad encontrarás La Tortillita (Pza. San Xosé, 2), una propuesta centrada en la tapa española por excelencia, la tortilla de patata. Aquí la puedes tomar en múltiples combinaciones: con ajo confitado, grelos, verduras asadas, queso azul, chorizo gallego, gulas y tetilla o calamares en su tinta, entre otras.
A dos pasos queda el Quiosco (Pza. de La Libertad, s/n): puedes probar sus huevos rotos al gusto, gambón crujiente y el pantumaca de chorizo.
Casa Román (Augusto García Sánchez, 12), lleva toda la vida haciendo las delicias de los pontevedreses. Este restaurante-marisquería abrió en 1982 y ofrece una carta de tapas en barra y terraza muy elaboradas: tigretones de ensaladilla, milhojas de solomillo de orza y patatas pobre y cestillos de pimientos de Padrón con salsa alioli, entre otras.
Al otro lado de la Plaza de Galicia está una franquicia con varios locales en la ciudad: La Tienda de Clara (Augusto García Sánchez, 5), con tapas tan deliciosas como las de empanada del día, pulpo a la brasa, vieira y pez frito.
De vuelta a la Rúa Nova de Abaixo, no te pierdas la innovadora propuesta que José Esteban abrió en agosto de 2011, tras su paso por los fogones del Museo del Mar y de El Patatilla, en Vigo.
Se trata de Recorcho (Rúa Nova de Abaixo, 4), un local que apuesta por un delicado equilibrio entre su carta de tapas y una contundente selección internacional de vinos. Aunque el establecimiento lleva el apellido de gastrobar, no te asustes: las raciones son suficientemente abundantes y, desde luego, se alejan de la tradicional propuesta imperante en buena parte de la ciudad. Prueba el foie mi-cuit de la casa con confitura de higos y nueces, el revuelto de algas, zamburiñas y almendras, langostinos fritos con polvo de maíz y reducción de P.X.
BEBERSE UN SUEÑO
La microcervecería de Quique y Anxo está situada a pocos kilómetros de Pontevedra capital, en la parroquia de Agudelo (Concello de Barro), en pleno trazado del Camino Portugués a Compostela. Desde 2009 se dedican a elaborar cerveza de manera artesana y cien por cien natural, con una producción semanal limitada, que podrás encontrar en algunas de las barras del casco antiguo pontevedrés como El Aleph.
Usan lúpulos del Reino Unido y Eslovenia y maltas de la República Checa y Baviera para alumbrar dos excelentes variedades de cerveza que les han servido para ser seleccionados en la primera edición de Galicia. Más información: www.saramagal.es.